Trampantojo
Sáb Feb 08 2020, 20:52
Es curioso cómo está montado el mundo.
Parece ser que la idea que tiene la administración es pensar que la gente es una ONG, que dedica su tiempo y esfuerzo de forma altruista por el bien de la humanidad, así que, por ejemplo, para seleccionar a formadores uno de los principales requisitos es que no te importe la burocracia, trabajar por muy poco, trabajar más horas, etc., etc.
Con lo que, ¿que nos queda? pues la gente que se apunta a estas cosas por ¿altruismo?, pues tampoco, ya que también se me hace evidente que donde se ayuda realmente y donde hace falta ayuda es sobre el terreno.
Así que, supongo, las personas que dedican mucho tiempo y esfuerzo en hacer cosas inútiles, recibirán algo a cambio, de alguna forma les compensará el gasto de energía. He pensado que prestigio.
Pero claro, después te encuentras que desde la administración lo que se valora es haber hecho esas cosas que sí que dan prestigio; se valora para acceder a otras nuevas cosas que dan prestigio.
Así, resumiendo: se accede a un cierto puesto, sin mérito alguno, más allá de las ganas de acceder al mismo y este puesto da prestigio, prestigio que se justifica por estar en ese puesto. Una pescadilla que se muerde la cola.
Haciendo esto el suficiente tiempo se consiguen proyectos con dotación económica (para el proyecto, no para la persona), que igual hay quien, como yo, pudiera pensar que es tirar el dinero, ya que se les ve poco productivos y que ese dinero estaría mejor empleado en paliar la falta de recursos.
Además la crítica no tiene cabida: no se puede criticar, ya que conlleva trabajo ("Con lo que me ha costado"); no se puede criticar, ya que es un trabajo en apariencia altruista; no se puede criticar ya que conlleva dinero para proyectos que de otra forma no habría (que no sirven más que para marear a todo el mundo, de los que no se ven la eficacia y que no se pueden criticar... volvemos a empezar).
Ya no digo criticas envidiosas e injustas, simplemente hacer las preguntas que te vienen a la cabeza, del tipo "Y esto ¿para qué sirve?" "¿Hay dinero para eso y no para materiales básicos?".
Bueno, es todo un trampantojo, en el que por respeto, por la prudencia que da la ignorancia (es importante que estas cosas no se entiendan bien) o porque ese prestigio sin base a su vez prestigia a todo el que está relacionado con él, se monta un juego de ilusiones en el que el trampantojo pierde su función decorativa para convertirse en más real que lo que hay detrás del muro en el que está pintado.
Claro, ahora cualquier podría decir, que entonces habría que intentar dedicar tiempo y esfuerzo a crear algo real, que tuviera efecto en el mundo real, pero claro, por un lado, da miedo entrar en ese círculo de apariencias y por otro, hay mucho trabajo de calle que hacer.
Trabajo de calle, que, curiosamente no sabe hacer quien se dedica al trampantojo (vale, estoy hablando de un caso particular).

Parece ser que la idea que tiene la administración es pensar que la gente es una ONG, que dedica su tiempo y esfuerzo de forma altruista por el bien de la humanidad, así que, por ejemplo, para seleccionar a formadores uno de los principales requisitos es que no te importe la burocracia, trabajar por muy poco, trabajar más horas, etc., etc.
Con lo que, ¿que nos queda? pues la gente que se apunta a estas cosas por ¿altruismo?, pues tampoco, ya que también se me hace evidente que donde se ayuda realmente y donde hace falta ayuda es sobre el terreno.
Así que, supongo, las personas que dedican mucho tiempo y esfuerzo en hacer cosas inútiles, recibirán algo a cambio, de alguna forma les compensará el gasto de energía. He pensado que prestigio.
Pero claro, después te encuentras que desde la administración lo que se valora es haber hecho esas cosas que sí que dan prestigio; se valora para acceder a otras nuevas cosas que dan prestigio.
Así, resumiendo: se accede a un cierto puesto, sin mérito alguno, más allá de las ganas de acceder al mismo y este puesto da prestigio, prestigio que se justifica por estar en ese puesto. Una pescadilla que se muerde la cola.
Haciendo esto el suficiente tiempo se consiguen proyectos con dotación económica (para el proyecto, no para la persona), que igual hay quien, como yo, pudiera pensar que es tirar el dinero, ya que se les ve poco productivos y que ese dinero estaría mejor empleado en paliar la falta de recursos.
Además la crítica no tiene cabida: no se puede criticar, ya que conlleva trabajo ("Con lo que me ha costado"); no se puede criticar, ya que es un trabajo en apariencia altruista; no se puede criticar ya que conlleva dinero para proyectos que de otra forma no habría (que no sirven más que para marear a todo el mundo, de los que no se ven la eficacia y que no se pueden criticar... volvemos a empezar).
Ya no digo criticas envidiosas e injustas, simplemente hacer las preguntas que te vienen a la cabeza, del tipo "Y esto ¿para qué sirve?" "¿Hay dinero para eso y no para materiales básicos?".
Bueno, es todo un trampantojo, en el que por respeto, por la prudencia que da la ignorancia (es importante que estas cosas no se entiendan bien) o porque ese prestigio sin base a su vez prestigia a todo el que está relacionado con él, se monta un juego de ilusiones en el que el trampantojo pierde su función decorativa para convertirse en más real que lo que hay detrás del muro en el que está pintado.
Claro, ahora cualquier podría decir, que entonces habría que intentar dedicar tiempo y esfuerzo a crear algo real, que tuviera efecto en el mundo real, pero claro, por un lado, da miedo entrar en ese círculo de apariencias y por otro, hay mucho trabajo de calle que hacer.
Trabajo de calle, que, curiosamente no sabe hacer quien se dedica al trampantojo (vale, estoy hablando de un caso particular).

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Re: Trampantojo
Dom Feb 09 2020, 22:02
No sé a qué caso concreto te refieres, porque no he sabido extraerlo de tu texto. Lo que si está claro que hay un montón de recursos despilfarrados por todos lados de forma absurda pero es lo que hay. Desde cargos absurdos en la Unión Europea, hasta ayudas que da la Unión Europea de forma descontrolada, hasta puestos en cientos y miles de empresas públicas o privadas que están duplicados u obsoletos. No hace falta echar a nadie, solo habría que reubicarlos o darles cursos de formación, que eso siempre parece que es tirar el dinero. El caso que es lo que hay y hay que tragar con ello. Si por casualidades de la vida en algún momento te ves en una posición que puedes invertir, y repartir recursos, no dudo que lo harás con más cabeza que la media. No obstante yo creo que el problema también está que después nadie chequea los resultados, y así no hay manera de valorar nada. Un saludo.
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