Accion corporizada- descorporizada

post en construccion*

Empezare con una frase experimentada:

las personas pierden todos los instantes de su vida en una ausencia de si mismos, y al final de esta alcanzan una vacuidad que nada les llena, en la que el olvido se ha instalado para llenarlo todo de tristeza. Se consumen hasta agotarse, y todo lo que les queda es aquello a lo que recurren por habito.

UN DIA DE MAYO

Ayer aprecié el día en dos dimensiones. Eso creo. La primera dimensión, típica y mundana, se consagró a la rutina, a la velocidad, a los deberes; al gris vacío de un día sin tregua, sin pasión. Sentado en el paradero de buses, me puse a meditar con la visión puesta en el poste del otro lado de la calle. En postura de meditador, la gente iba y venía, apurada y somnolienta como si el día, contra reloj, fuera a explotar.

En tanto yo, sumido en pensamientos que deambulaban solo en el poste que veía, logré percibir ese letargo de un día sin propósitos. Pero también creo, que esos propósitos, me hubieran llevado a ser como el resto: apurado, desenfrenado, destilando preocupación.

Las hojas secas, caían cerca de mi cuerpo, siendo algunas de ellas, pisadas o rematadas por las ruedas de los autos que pasaban a gran velocidad. Estoy seguro, que en otro escenario, con un día radiante de sol, no hubiera podido llegar a tales sensaciones profundas de vacío existencial. Porque si una dimensión me mostraba esto, la segunda impresión, colgaba de la primera, y se justificaba con lo que se carece: la presencia de uno mismo, con y para sí mismo.

Hemos olvidado y sepultado, vivir con la presencia de uno. Las preocupaciones, obligaciones, compromisos egoístas, me muestran la cara horrible de esta vida. Nos engranamos a otro como una cadena, generando una interdependencia, que no sabe ni le interesa quien es uno. Por falta de tiempo, por condicionamiento social o incluso por temor, nos tomamos de la mano, con guantes de a base de lija. Arde, duele, y seguimos de la mano…

Si a mi vecino le digo que “no estoy bien” se descoloca y se espanta, porque él espera un “bien ¿y tú?” Me siento todos los días en ese paradero, esperando la micro, y ni mi sombra se da cuenta que yo estoy ahí, porque ni siquiera hay un cruce de miradas sereno y cálido con un extraño, que en tanto, no es tan extraño, ya que más de alguna vez le tomó la mano a la persona que yo le tomaba la mano, o la persona que otros le tomaban su mano.

No hay tiempo que perder, que el tiempo es oro, explica el sistema económico, que aniquila y retuerce al sistema humano, y a su vez, que pretende ser de “personas y entre personas”.

Ahí van los caballeros de corbata y sonrisa esplendida, que no hay tiempo para estar triste y confundido, porque eso no deja utilidades. Y así, día tras día conformando la máscara machista de la productividad, desplazando toda estructura psicológica femenina, los poetas lloran en la sombra su desnuda incomprensión.

Mañana el día será soleado, La lija de los guantes dolerá menos; las impresiones serán otras, aunque solo serán impresiones.

Y ahí va el hombre de corbata y sonrisa radiante. Lo respetan, lo admiran, algunos lo halagan. Por mientras, el hombre sensible que lleva una lagrima hinchada de amor en sus ojos, aquel mismo que lleva la semilla de lo humano en tanto humano, se siente oprimido, desterrado de todos los tiempos. Solo está en su tiempo, cuando está en presencia suya, tal como un meditador lo hace sentado en un paradero. Quizás, la soledad acompaña a los que entienden y siguen buscando entender la vida.

Orden 1 para la reincorporación del recuerdo en la propia experiencia:

Pinte algo en un papel. Ahora de cuenta no de que el papel pintado está en la habitación juntó a usted, sino de que usted ha incorporado un dibujo a la habitación. Es decir, antes de pintarlo no había en la habitación dibujo alguno, y ahora ese dibujo ocurre. Hay algo nuevo de la habitación apareciendo ahí.

Repita infinitesimalmente este proceso.

Continuando con el ejemplo de pintar algo en un papel:

Dese cuenta de que ha cambiado una realidad por otra: no solamente el papel tiene color, sino que la habitación, el piso, la ciudad o lo que a usted se le presenté por delante. Simplemente hacer aparecer un color en un sitio es cambiar por completo la realidad.

Cosa magnífica donde las haya.